Ciclovías en la región de Valparaíso, una deuda pendiente

La Región de Valparaíso posee condiciones extraordinarias para trasladarse en bicicleta. Tanto por el sector costero que va desde Reñaca a Valparaíso, por dar cuenta de un  tramo que en realidad es una delicia y que lo realizo frecuentemente. Sin embargo podemos afirmar que la infraestructura está en deuda.

Como en gran parte del país, el fenómeno del uso de la bicicleta es creciente y ya marca una tendencia.

La región de Valparaíso, especialmente en sus principales ciudades, las bicicletas proliferan por donde quiera.

Otro aspecto que se reproduce es que definitivamente el uso de la bicicleta, además de ser una entretención, pasó a convertirse en un extraordinario y saludable medio de transporte. Ello alentado en parte por la identidad universitaria de la región.

Fabio Valdivia es estudiante universitario, 23 años y se declara un fanático de la bicicleta.Es una pieza fundamental de su vida.

“Invierno y verano, siempre me muevo con la bici. Más ahora que estoy de vacaciones. Med hace bien y además ahorro lucas, ¿qué más se puede pedir “, señala.

De montaña o de paseo, último modelo o bien “carreteada”, la bicicleta está llamada a combatir la “autocracia”, otro vocablo de la jerga ciclista que apunta al imperio del automóvil. Pero, ¿las ciudades están preparadas para darle cabida?

EN PASEOS COSTEROS

Actualmente, Valparaíso y Viña del Mar cuentan con ciclovías, construidas en su mayoría en el borde costero.

En el Puerto existe un tramo desde la playa San Mateo hasta el último mirador de la avenida Altamirano, como también está el trayecto del paseo Wheelwright.

Y si bien esta es la ruta que eligen los ciclistas para transitar a Viña, al salir de la caleta Portales la ciclovía se acaba y el tránsito se debe realizar por una vereda que a ratos se vuelve demasiado estrecha y que además presenta desniveles y hoyos.

En Viña del Mar, la situación se repite. Desde la avenida España hasta el Sanatorio Marítimo, que es donde comienza la ciclovía, existe una larga brecha que los ciclistas deben compartir con trotadores, peatones e incluso perros vagos.

Más adelante, entre el tramo Las Salinas-avenida Borgoño, los ciclistas pedalean sin una barrera de contención que les garantice seguridad. Eso son sólo algunos de los problemas que se enfrentan.

LO QUE SE DISPUTA

Uno de los principales problemas que aquejan a las ciclovías son la falta de mantención y la actitud de los peatones que las usan como una vereda más aunque dice. La gente trota, pasea con su coche y uno choca con ellos”, reclama Carrasco.

Y tiene razón. Las mañanas de domingo en el paseo Wheelwright, muchas familias y grupos prefieren transitar por la ciclovía antes que por las amplias veredas que se aproximan al mar.

 

EN EXPANSIÓN

Junto con el aumento de los ciclistas, se expanden los proyectos para extender o habilitar ciclovías.

En el municipio porteño aseguran que estas iniciativas están en carpeta, aunque sin fecha aún. A través del departamento de Comunicaciones, indican que se sienten partidarios de la instalación de ciclovías por los beneficios que trae el uso de este medio de transporte.

En Viña del Mar se continuará con la ciclovía del Parque Costero hasta Punta Oses. Desde el municipio se informó que está considerado construir la cuarta etapa y Secpla, (Secretaría Comunal de Planificación),  estudia continuar con el paseo peatonal y ciclobanda desde la subida a Jardín del Mar hasta la playa de Reñaca.

PELIGRO EN LA VÍA

Según consigna en el Mercurio de Valparaíso, Renzo Piazze, director del Departamento de Construcción y Prevención de Riesgos de la Universidad Técnica Federico Santa María, sede Viña del Mar, advierte que hay deficiencias serias.

“En el sector de avenida Borgoño no existe el ancho adecuado, no hay barreras de seguridad y uno se puede caer a las rocas. Pero además hay problemas en la construcción que ocasionan que los pastelones se monten y se eleve la vía. Eso es muy peligroso”, explica.

Y añade que el ancho adecuado para una ciclovía es de tres metros en doble sentido, es decir, 1,5 metros por cada lado. Además, debe contar con clara delimitación y una barrera de contención que proteja de los autos y de los propios peatones.

Cuesta además la planificación de las rutas. “Están muy desconectadas entre sí. En Viña, 8 Norte cuenta con ciclovía, pero si uno quiere llegar a Reñaca tiene que irse por San Martín, por la vereda, sin garantías de seguridad”, comenta.

Opina que otro problema es la constructividad: “No se ha considerado que las vías están junto al mar y que la salinidad les hace pésimo. Falta más esmero en este tema”.

Pedaleando en su bici, Piazze dice que ha padecido en carne propia todas las deficiencias en las ciclovías. “Cualquier levantamiento en el terreno, sumado a los peatones que no respetan a los ciclistas y transitan por estas vías, son suficientes para causar accidentes muy graves. Por eso hay que hacer un llamado de atención, especialmente si continuará la construcción de ciclovías”.

Queda claro que hay una deuda pendiente.

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