Ciclismo urbano: cómo cambia la movilidad sostenible con la llegada del ciclista a la ciudad

Pirámide de la vulnerabilidad en transporte

La movilidad sostenible es un concepto que cobra cada día más relevancia, dada la irrupción de un nuevo actor en la calles como lo es el ciclista urbano. Engloba a los peatones, ciclistas urbanos, automovilistas   y al transporte colectivo.

Claramente el medio de transporte más ineficiente es el automóvil particular. La relación espacio que ocupa, versus la cantidad de personas transportada es muy alta. Y es aquí onde se echa de menos al Estado. De ahí que el  actual abuso del coche está impidiendo su desarrollo, así como dando lugar a problemas que requieren de una intervención planificada, asesorada y consensuada.

En la pirámide de la movilidad deberían estar como prioritarios los peatones por dos grandes razones: son los más débiles y es la forma mayoritaria de desplazamiento. Por ejemplo, en una ciudad en la cual hay  hay 55.000 vehículos para 32.000 permisos de conducir, el transporte público y la bicicleta es insignificante, por lo que en una ciudad de más de 70.000 habitantes concluimos que la mayoría, unos 40.000, son peatones habituales, además de partir del razonamiento de que todos somos peatones.

La bicicleta debería ser el vehículo preferente por varias razones: es muy eficiente en pequeñas distancias (las mayoritarias); es económica (mucho menos que los 5.000 y 10.000 euros que hay que pagar anualmente por un coche); no contamina haciendo ruido ni eliminando gases tóxicos; es menos peligrosa que un coche; consume menos espacio; es saludable; da una imagen más moderna a la ciudad…

El transporte público consume menos espacio público que los coches; es económicamente más viable para el usuario y en infraestructuras públicas; favorece la intermodalidad con peatones…

Es fundamental regular y controlar la carga y descarga para que puedan acceder de manera más eficiente, así como a los residentes en las zonas restringidas al coche.

Es necesario restringir el abuso actual del coche por su alto consumo de espacio público en una ciudad limitada.

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