Aprendí a ganarle a la Vida
Con prótesis que reemplazan sus piernas, Adolfo Almarza es hoy uno de los más destacados deportistas que practican el mountainbike en el mundo. Luego de sufrir un accidente que le pudo haber costado la vida, logró salir adelante a costa de fe y una gran dosis de voluntad y perseverancia. Hoy nos cuenta su experiencia. Entrega una gran lección de vida a quiénes a veces los invade el desencanto.
Para Adolfo Almarza, un día de diciembre del año 2000 pudo haber sido una fecha fatídica en muchos aspectos. Por entonces tenía sólo 12 años de edad y todo un mundo por delante. Sin embargo un trágico accidente que sufrió mientras viajaba en un bus pudo haber terminado con su vida. Pero milagrosamente se salvó. Cuando logró recuperar la conciencia, constató con horror que había perdido ambas piernas. No supo en ese instante si haber quedado con vida en esas condiciones era lo mejor que podría haberle sucedido. Estaba con la moral en el suelo.
“Cuando pasó todo eso no quería seguir viviendo. Pasaba llorando, con pena y no quería saber nada de lo que pasaba afuera. Siempre me preguntaba por qué a mí. Perdí la confianza, las ganas de vivir y no quería nada más”, recuerda con nostalgia.
Pero poco a poco Adolfo entendió que la vida le había dado una segunda oportunidad. Primero recuperó sus piernas al recibir un injerto de prótesis y luego encontró en el mountainbike una razón por la cual luchar.
Haber sido desde niño un deportista le ayudó a enfrentar un difícil proceso de recuperación. Practicaba basketball, volleybol y atletismo antes del accidente.
Reconoce que la ayuda sicológica fue fundamental. Tuvo también el apoyo moral de un ex – funcionario de la cancillería chilena, Luis Winter, quien también perdió sus piernas a raíz de una explosión de campos minado en las cercanías de Arica.
A partir de entonces, Adolfo tuvo que volcar toda su hiperactividad y también su gran fuerza de voluntad -que descubrió en esta situación extrema y adversa- en su recuperación. Y fue precisamente ahí donde descubrió sus fortalezas para afrontar la dura prueba que le puso la vida.
En los cotidianos ejercicios que realizaba en la bicicleta estática descubrió la que ahora es su pasión. Las prótesis que reemplazaron sus piernas no iban a ser un impedimento alguno para practicar un deporte extremo, pero no como una afición sino que en forma competitiva. Tenía sólo 17 años.
Una nueva vida
Sus primeros pasos en el mundo del mountainbike no fueron fáciles. Necesitó de mucho esfuerzo y sacrificio a raíz de su discapacidad, pero nada de ello le importó al melipillano. Debía acostumbrarse a su nueva vida y lo consiguió. Tras meses de trabajo y lucha, su perseverancia triunfó.
“Compito con gente normal, soy el único del mundo, en la especialidad downhill , (descenso de cerros), con discapacidad física”, precisa. Aunque después de conocerlo a él , a uno no le queda muy claro de qué discapacidad habla. Es que la perseverancia y optimismo que irradia es para quedarse literalmente con la boca abierta.
“La motivación como Forma de vida”
Padre una hija, de cuatro años, Adolfo, melipillano de toda una vida como le gusta reiterar, se encuentra hoy en plena etapa de entrenamiento para competir en torneos internacionales de mountainbike. Ya lo ha hecho con éxito en USA, en Canadá , Nueva Zelanda, Brasil y Perú, además de Chile.
Cuatro horas diarios le dedica al entrenamiento. Canadá México y Nueva Zelanda están nuevamente en la mira de este destacado deportista. Hace un año su nombre quedó grabado entre los grandes al saltar las pendientes más grandes del mundo en Whistler, Canadá.
El melipillano transmite su historia y su experiencia de vida a todas las personas que a veces pierden una razón por la cual vivir a través charlas motivacionales. Ha realizado más de 40 a nivel nacional.
En ellas explica el duro proceso que vivió tras el accidente y cómo logró salir adelante Su espíritu de superación su y perseverancia lo posicionaron en el planeta como el único líder del mundo en correr en su categoría usando prótesis en vez de piernas.
