Mujeres y ciclismo urbano, ¿ Cuáles son los principales desafíos ?

Mayor aversión al riesgo, más responsabilidades sobre sus hombres y acoso sexual son algunos de los factores.

El ciclismo urbano crece  a tasas exponenciales en todo el mundo. Por su bajo costo, flexibilidad, y velocidad altamente competitiva en distancias medias y cortas, la bicicleta es una opción altamente favorable para satisfacer las necesidades de viaje de la mujer urbana. Sin embargo, y a pesar del auge que ha experimentado su uso en todas las grandes ciudades de Latinoamérica, la gran mayoría de los ciclistas urbanos de la región son hombres. Qué pasa?

La experiencia internacional señala que éste es un fenómeno global, que tiende a revertirse cuando la bicicleta alcanza rangos de participación superiores al 10% en el reparto modal. En esta situación, perfectamente alcanzable en el mediano plazo en las ciudades latinoamericanas, el porcentaje de viajes hechos en bicicleta por mujeres y hombres sea muy similar.

El presente estudio identifica elementos clave a tener en cuenta en la formulación de una política pública de ciclismo urbano orientada a la mujer, incluyendo:

1) Promover un patrón de desarrollo urbano compacto;

2) Privilegiar la implementación de redes de ciclovías segregadas, complementadas con calles de uso compartido y la adopción de medidas orientadas a bajar velocidades de vehículos motorizados;

3) promover la intermodalidad, brindando una mayor variedad de opciones de transporte a la mujer;

4) incluir a los que viajan con la mujer, particularmente los niños, en las políticas de fomento ciclista. –

Diversos estudios confirman una mayor aversión al riesgo (real y percibido) por parte de las mujeres. En este sentido, el uso de la bicicleta es considerado más riesgoso para la integridad física de la mujer que los otros modos de transporte. Aunque los riesgos van desde la posibilidad de ser objeto de un ataque delictivo hasta la de sufrir acoso sexual, la mayor amenaza percibida es la relacionada con la de ser víctima de un atropello por parte de un vehículo motorizado.

Los estudios anteriormente citados establecen que la percepción de inseguridad disminuye –y con ello aumenta el porcentaje de mujeres pedaleando– en la medida que se incrementa la distancia de separación con vías de circulación vehicular.

Las investigaciones de Garrard et al. (2007) y Emond et al. (2009) son concluyentes al señalar que las mujeres muestran una clara preferencia por las ciclovías que se encuentran completamente separadas de la calzada vehicular, evitando pedalear en calles de alto tráfico y sin vías segregadas para ciclistas.

Bajo esta perspectiva, la mayor parte de las mujeres está dispuesta a recorrer mayores distancias si ello significa mayor sensación de seguridad al pedalear.

La explicación del bajo porcentaje de mujeres que utilizan regularmente la bicicleta en las ciudades de Latinoamérica se encuentra en la combinación de una serie de factores individuales (actitudes y preferencias), sociales (roles familiares que generan patrones de viajes característicos), y físico-ambientales (usos de suelo, densidad, conectividad, accesibilidad, diseño urbano. Aunque estos factores son diversos y varían de acuerdo al contexto en que se presentan, hay dos claramente identificados : La bicicleta asociada a la idea de inseguridad. Las mujeres tienen mayor aversión al peligro, y por ello evitan el uso de un modo que es percibido como altamente riesgoso para la integridad física.

¿ Es válido afirmar que el uso de la bicicleta incompatible con los patrones de viaje de la mujer?.

Las mujeres hacen más viajes relacionados con responsabilidades del hogar que los hombres. Estos viajes muchas veces incluyen el traslado de otros miembros de la familia y el acarreo de pesados bultos, tareas para las que la bicicleta es concebida como un modo poco apropiado.

Junto a estos factores, presentes en todo tipo de contextos, también es posible identificar otros, menos estudiados, que inhiben el crecimiento del ciclismo urbano femenino: Percepción de riesgo provocada por las características físicas y sociales del entorno en que se realiza el viaje. Patrón de expansión urbana extendido y fragmentado que promueve el uso de modos motorizados.  Prejuicios asociados al ciclismo urbano, ya sea por parte de la sociedad (pedalear es para hombres o para niños) o porque se considera que afecta negativamente el aspecto de la mujer. Acoso contra la mujer ciclista.

Barreras culturales hacia el pedaleo de la mujer

Las barreras culturales abarcan un amplio espectro, que incluye la creencia de que la bicicleta no es un vehículo para mujeres, o que pedalear es un asunto exclusivo de niños y jóvenes . Datos de la Encuesta Nacional de Movilidad de Estados Unidos de 2001 indican que el 75% de las mujeres ciclistas en dicho país son menores de 50 años. Otro prejuicio recurrente en Latinoamérica relaciona a la bicicleta con una situación de pobreza (de hecho, la expresión “pueblo bicicletero” en México se ocupa para designar a poblados con altos niveles de pobreza).

Acoso contra la mujer ciclista

Aunque resulta difícil encontrar estadísticas sobre el tema, en diversas entrevistas se señala la existencia de situaciones de acoso hacia la mujer por el solo hecho de desplazarse en bicicleta. Estas acciones se desarrollan en un amplio rango, que van desde manejo agresivo por parte de automovilistas hasta manifestaciones de acoso sexual. En palabras de una entrevistada de la Ciudad de México, “nunca me han gritado más en la calle que desde que empecé a moverme en bicicleta”.

Es una realidad que creemos que ya está cambiando. Y esa tendencia es bienvenida.

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