Encontramos un interesante post en Velo Urbano relacionado con lo que nos preocupa, hacemos referencia específica al ciclismo urbano.
Veamos algunos de estos aspectos, la idea es contrastarlo con nuestra realidad.
1.- La ciudad no es tan grande como creen los automovilistas.
Conforme adquirimos condición física y resistencia para pedalear, vamos descubriendo que las distancias en la ciudad no son tan grandes, como las horas atrapado en el tráfico a bordo de un auto nos hace pensar. No es lo mismo ir sorteado el tráfico fluidamente mientras pedaleamos nuestra bici –en hora pic-,que recorrer esa misma distancia, a la misma hora, en el automóvil o en el transporte público.
Los 40 minutos en que recorres 11 o 13 kilómetros en tu bici con toda tranquilidad, se convierten fácilmente en una hora y 20 minutos en un automóvil particular y, si usamos el transporte público, debido al transbordo y el esperar el microbús, fácilmente podremos hacer hasta 2 horas en la misma distancia, lo que nos dará la sensación que esos 11 o 12 kilómetros, se transforman en hasta 25 o 30km. Por eso la gente en esta ciudad es propensa a decir… ¡Huy, no! Eso está lejísimos…
Lo antes mencionado ha quedado comprobado ampliamente en más de dos ocasiones en que se han hecho desafíos modales y la bicicleta no sólo ha sido la más rápida, sino que su conductor ha confirmado que la distancia que tenía que cubrir en el desafío no le resultó tan larga.
2.- Nos aburre cuando la gente sólo habla de la falta de estacionamiento y el tráfico.
A que ciclistas no le ha pasado que los amigos le invitan a una cerveza después del trabajo en algún sitio céntrico y concurrido de la ciudad. En primer lugar, uno en su bici siempre llega puntual y, los amigos, no conformes con llegar 20 o 30 minutos más tarde de la hora acordada, llegan lamentándose: “perdón, pero no había donde estacionarse, tuve que dar como dos vueltas antes de que el franelero me consiguiera un lugar para estacionar”.
O lo que es peor, uno quiere hablar de lo bien que se veía esa compañera de trabajo con su ropa de viernes casual y nuestros amigos hablan –maldicen- durante los primero 30 minutos de que llegaron a la cita, del tráfico y de que no comprenden por qué el Gobierno de la Ciudad no le echa un tercer piso al periférico, porque resultó insuficiente el segundo piso…. ¿les suena familiar?
3.- Para ti usar la bici como transporte en la ciudad no es una moda, es una tendencia de largo aliento.
Actualmente existen blogs, medios de difusión y diversas publicaciones, que pregonan que la gente únicamente está usando la bicicleta en las ciudades, influenciada por la moda, cegándose ante las cualidades de la bici que nada tiene que ver con tendencias en la moda.
Que nos llamen anticuados, obsoletos o sosos, por no ver la moda en la cantidad de dinero que ahorramos al no usar el transporte público o en mantenimiento del automóvil particular, aunado a la baja incidencia en enfermedades, la pérdida de peso, la mejora en la condición física y el buen humor, así como una larga lista de etcéteras que van de la mano del bajo costo de utilizar una bici –por muy de alta gama que ésta sea – en comparación a otro tipo de vehículos y que por esa cantidad de atributos le llamamos conveniencia y no moda… que nos disculpen, y que nos digan que no reconocemos lo que está de moda ni porque nos montemos en ella.
4.- Los sentidos se agudizan
Hay que ser sinceros, la falta de seguridad vial en la ciudad primero hace: que vivamos con el temor de morir atropellados por algún chofer que entretenido revisa el estado de sus amigos en el face mientras manipula –porque a eso, no se le puede llamar conducir- un vehículo de cientos de kilos de peso.
Pero una vez que logramos habituarnos y agudizamos nuestros sentidos, no hay auto que no escuchemos o adivinemos sus erráticos movimientos a la distancia, ni bache en Ciudad Zanja –CDMX-, que no divisemos antes de caer en él. Además que una vez que desmontamos de la bici, es como película de súper héroe: nuestros sentidos arácnidos se agudizan alertándonos con nuestra visión periférica.
5.- Entendemos la subjetividad del tiempo
El tiempo vuela cuando lo estamos pasando bien, cuando nos gusta lo que hacemos, cuando estamos motivados, cuando lo que hacemos es novedoso o cuando estamos ocupados, justo lo que pasa cuando andamos en bici por nuestra ciudad. Todo nos parece diferente, nos divierte pedalear y estamos ocupados en conducir mientras que sentimos el esfuerzo que realizan nuestras piernas y pulmones, todo esto nos motiva y el tiempo vuela de camino a casa o al trabajo.
¿Pero qué tal que cambiáramos el escenario y en vez de pedalear, vamos sentados en el microbús escuchando el reggaetón del chofer y como compañero de asiento tenemos al joven con sobre peso y mal olor a nuestro lado? Contrariamente, el tiempo pasará más lentamente, estaremos impacientes y pronto nos embargará un sentimiento de impaciencia, tendremos prisa y nos sentiremos incómodos.
Y este ejemplo lo podemos trasladar al Metro, auto o cualquier otro medio de movilidad que implique que permanezcamos sentados sin el control de lo que sucede a nuestro alrededor, cuando vas en bici, tú tienes el control absoluto de lo que pasa a tu alrededor.
6.- Nuestra libido no corre, anda en bici…
No entraremos en detalles del por qué la gente sedentaria y con sobre peso tiene una recatada vida sexual. Iremos directamente a lo lúdico y –sus parejas se los agradecerán- y tomaremos un estudio serio y científico.
Un estudio realizado por británica organización Cycle to Work Day, en la que se encuesto a 2 mil 500 ciclistas, concluyo: la bicicleta no sólo nos pone de mejor humor, también mejora la vida en pareja e incrementa nuestra actividad sexual.
El 66 por ciento de los encuestados afirmo haber tenido un aumento en su número de encuentros carnales propiciado por la energía que sentían después de pedalear de sus trabajos a casa diariamente, además que el 89 por ciento afirmó que tenía mejor humor, y se sentía más atractiva debido a que se percibían con un mejor físico después de unos meses de ir al trabajo en bici.
¿A ustedes como les esta yendo?